Somatizar:
Es el proceso de transformar problemas psíquicos en síntomas orgánicos de manera involuntaria, inconsciente . Es cuando la emoción afecta al cuerpo.
Nuestro cuerpo está directamente influido por la forma en la que nos sentimos. Y viceversa.
Es la forma que tiene el cuerpo de decir que le escuchemos.
Hemos aprendido a identificar síntomas como el dolor, las molestias, o la tensión a nivel corporal, pero no tanto a identificar emociones.
No sólo nos relacionamos con nuestro cuerpo desde lo físico, sino también desde eliminar toda señal desagradable que sintamos.
Si no prestamos atención a aquello que sentimos, estas emociones tenderán a buscar una ruta alternativa para aparecer. Entonces, como si trataran de adaptarse al idioma que sí sabemos hablar, se expresan a través de lo físico.
Nuestra salud física y nuestra salud mental son parte de una misma cosa.
En definitiva, se trata de poder entrar en contacto con nuestro cuerpo y revisar qué relación tiene lo que este me dice respecto de lo que estoy sintiendo. Esto no sólo me abrirá la puerta a trabajar en el origen de mis síntomas somáticos, sino que también me ayudará a dar pasos hacia la gestión de mis emociones, dado que el cuerpo es el que a menudo me da las primeras señales emocionales.
El Trastorno de somatización ocurre cuando la persona sometida a un elevado nivel de estrés o ansiedad, incluso de miedo, las frustraciones del día a día, o estados emocionales como la ira, la rabia… comienza a tener síntomas físicos como dolores o malestar de índole diversa, de manera reiterada y sin que exista ningún origen físico explicable para ello: el cuerpo se pone más rígido y tiende a tensionarse, a cerrarse, por eso las posturas que adopta el cuerpo producen contracturas.
El hecho de que nuestras emociones se expresen a través de nuestro cuerpo no es un problema. El problema viene cuando no hacemos caso a lo que nos ocurre y nuestro cuerpo, en lugar de susurrar, empieza a gritar.
El problema viene también cuando estos síntomas o malestares se cronifican y convierten en enfermedades (enfermedades psicosomáticas como el colon irritable, dolor crónico, fibromialgia, fatiga crónica, etc.)
El problema viene, sin duda, cuando estas enfermedades acaban interfiriendo en nuestra salud y en nuestra vida diaria.
Mente y cuerpo no pueden separarse, están estrechamente ligados, de hecho, somos un sistema formado por tres componentes: mente-cuerpo-emoción, es necesario que este sistema esté en equilibrio para nuestro bienestar.
Generalmente vamos la mayor parte del tiempo con el piloto automático encendido.
Muchas veces, negamos las emociones y ahogamos esos pensamientos recurrentes que nos persiguen intentando huir de ellos de diferentes formas. Las más habituales son: volverse un adicto al trabajo, comprar cosas que no necesito, llenar la agenda de planes para no parar…. La cuestión es tener a la mente ocupada para no escucharla.
Ser conscientes de lo que sentimos y gestionar esas emociones es el primer paso para recuperar nuestra salud.